La ruta 34 sigue sumando tragedias evitables en Salta
11.12.12 Los 35 kilómetros entre Rosario de la Frontera y Metán tienen profundos desniveles y agrietamientos.Hay peligrosos cruces mal señalizados y sin iluminación. Cuando llueve muchos sectores del camino parecen ríos.
La 34 sigue siendo, por lejos, la más peligrosa y trágica de las rutas que atraviesan la provincia. Pese a ello, los proyectos legislativos que apuntan a ensanchar sus calzadas, mejorar sus señalizaciones, dotarla de distribuidores más seguros y reemplazar puentes que solo permitan el paso de un vehículo por vez en trayectos del ramal jujeño terminan cajoneados, año tras año, en el Congreso o el Ministerio de Planificación Federal.
Desde el 1 de enero hasta ayer la Policía de Salta llevaba registradas 205 muertes por accidentes de tránsito ocurridos en zonas tanto urbanas como rurales. Y la ruta nacional 34 encabeza el luctuoso saldo, con 39 de las víctimas fatales, seguida por la ruta nacional 50 (entre Pichanal y Aguas Blancas) con 18 de las personas fallecidas.
Estas frías estadísticas encierran el inconmensurable dolor de padres, madres, hijos o hermanos que sufrieron pérdidas irreparables no sólo por conductas imprudentes, sino también por graves deficiencias de una red vial que espera adecuaciones de fondo, más que inconstantes, onerosos y efímeros trabajos de conservación y mantenimiento como los que muestra por estos días la ruta 34 desde Pichanal hacia Salvador Mazza.
En general, los tramos norteños de la ruta 34 se muestran mejores condiciones que las que tenían en años anteriores, cuando empresas contratistas habían abandonado los trabajos de bacheo y repavimentación por incumplimientos en los pagos de las obras certificadas. Hoy el punto más crítico que se advierte en el departamento San Martín está en el acceso a Ballivián, donde se hizo una bifurcación de la ruta 34 que se prestó a más de un accidente con la pésima señalización de ese sector.
En lo que respecta a General Gemes, la ruta 34 sigue aguardando ensanchamientos e inversiones estructurales que le den a sus trayectos y a la travesía urbana de la capital departamental la seguridad que no tienen.
Con todo, la neurálgica ruta 34 muestra hoy sus trayectos más descuidados desde Rosario de la Frontera hasta el Valle de Siancas, donde grandes desniveles, baches y agrietamientos la transforman en un peligro para miles de personas que la transitan a diario en una y otra dirección.
Uno de los sectores más deteriorados entre Metán y Gemes está en las cercanías del puente carretero sobre el río Juramento, donde hay desniveles que superan todos los límites imaginables en una carretera nacional concesionada por sistema de peajes. El carril este, a la altura de Virgilio Tedín, está intransitable y los conductores se ven obligados a circular solamente por una de las vías. Esa situación se mantiene desde el citado paraje hasta Las Mesitas, a pocos kilómetros al sur del peaje de Cabeza de Buey.
Si bien se realiza mantenimiento de banquinas, estos trabajos son demasiado esporádicos. En la zona del arroyo Unquillay y otros parajes metanenses se piden a gritos desmalezamientos y bacheos prioritarios.
La travesía urbana de Metán
Las inconclusas obras de la travesía urbana de Metán se han prestado en los últimos meses a varios accidentes con secuelas personales. En ese sector de la ruta 34 la empresa Homaq ejecuta desde el año pasado obras que apuntan a mejorar las condiciones de seguridad vial, aunque por ahora sólo han desatado cuestionamientos por su retrasos y su deficiente señalización e iluminación.
El proyecto, demorado por un replanteo que dispuso la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), prevé accesos canalizados, colectoras pavimentadas, señalizaciones verticales y horizontales, semaforización, iluminación y sistemas de desage.
Un tramo de terror
Entre Rosario de la Frontera y Metán la ruta 34 tiene ondulaciones, agrietamientos y desniveles que acentúan la inseguridad vial en ese peligroso tramo de 35 kilómetros. Este año, la complicada topografía del camino y las deficiencias de la infraestructura tuvieron directa incidencia en varios choques, despistes y vuelcos trágicos. Desde la ciudad termal hacia Metán, hay cuatro sectores críticos. Uno está en la rotonda del acceso sureste a Rosario de la Frontera (kilómetro 1424). Allí las vías muestran pronunciadas ondulaciones y agrietamientos. Más al norte, el precario empalme de la ruta hacia Antilla esta mal señalizado y carece de iluminación.
En la Bajada de Horcones (Kilómetro 1435) desniveles de más de 15 centímetros entre la cinta asfáltica y las banquinas. Allí, pequeñas distracciones terminan en tragedias.
Entre el río Las Cañas y el puesto de El Naranjo (kilómetro 1439), cada vez que llueve mares de agua corren sobre la. En ese tramo, los seis kilómetros entre el Río Rosario (kilómetro 1429) y la Bajada de Horcones (1435) muestran un calamitoso estado de mantenimiento.
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