Allá, por la década de 1960, Colmenares advirtió en sus estudios que el episodio protagonizado por el General Belgrano en el Río Pasaje, luego llamado Juramento, estaba no sólo desvalorizado sino desvirtuado en su sentido y contenido.
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Jura de Fidelidad a la Asamblea del Año 1813 y a la Bandera Nacional |
Así, con un grupo de alumnos de la cátedra de Historia que por entonces dependían de la Universidad Nacional de Tucumán, partieron al lugar y con sus propias manos desmalezaron el sitio una vez ubicado levantando un rústico monolito que recordaba que allí, había tomado entidad de Enseña nacional aquella Bandera que Belgrano había izado en las Barracas del Paraná el 27 de Febrero de 1812 y que el Gobierno de Buenos le mandara a guardar.
Aquella aventura que comenzara Colmenares para marcar el lugar donde Belgrano formó a su Ejército para izar la Bandera y jurar lealtad a la Asamblea del Año XIII, se saldó con la internación de varios alumnos a consecuencia de las picaduras de alimañas, lo cual da una idea de aquel fervor patriótico, cuyos frutos resultan hoy en la ceremonia que conmemora, como decimos, el Bicentenario de aquella jornada.
Al casi desconocimiento de ese hecho, se sumó durante largos años una concepción equivocada sobre lo que realmente había ocurrido allí aquel día. Para la mayoría, Belgrano había hecho a su Ejército “jurar la Bandera”, equívoco que todavía hoy subsiste en parte del común, cuando aquel suceso debiera figurar en los anales más venerados de la historiografía argentina, porque allí tuvo lugar un hecho político que trasunta el espíritu de un verdadero ejercicio de la soberanía cuando el General Manuel Belgrano hizo efectivamente jurar a sus soldados obediencia y lealtad a la “Soberana Asamblea General Constituyente” que había comenzado sus sesiones en Buenos Aires el día 31 de enero de ese mismo año de 1813.
Atrevido sería para cualquiera intentar un ensayo sobre el significado que tiene para la Historia Argentina el acto del 13 de Febrero de 1813, cuando los trabajos del Licenciado Colmenares son más que elocuentes y a los mismos remitiremos en sus párrafos más importantes.
Sobre esta cuestión dice Colmenares en su trabajo “Belgrano en el Río Juramento” que: “De lo investigado por Mitre así como de los aportes efectuados con posterioridad surge la exactitud de lo afirmado por los Generales Ricardo Solá y Gregorio Vélez y por el doctor Atilio Cornejo en el informe que remitieron al Poder Ejecutivo de la Provincia de Salta el 10 de abril de 1935, relacionado con los lugares históricos de la Provincia. Este informe expresa que dentro del Departamento de Campo Santo en la intersección del camino con el Río Pasaje, banda norte, está el “lugar donde el 13 de Febrero de 1813 el General Belgrano en su marcha hacia Salta se detuvo con su ejército para hacerle jurar obediencia a la Asamblea General Constituyente ante la bandera azul y blanca por él ideada”.
“Así haya sido azul-blanca-azul o blanca-azul-blanca, es innegable que la Enseña estuvo presente y que el juramento prestado fue de obediencia a la Corporación que lo exigió. Con esta afirmación culmina para nosotros la investigación sobre este punto. Nada de lo efectuado con posterioridad supera esta conclusión.”
Citando al historiador Bartolomé Mitre, describe cómo fue aquel momento: “Belgrano hizo formar el Ejército en cuadro, revistó las tropas, leyó la circular del Gobierno que proclamaba la supremacía de la Asamblea y disponía que todos le jurasen obediencia; dispuso que compareciera Díaz Vélez, quien lo hace trayendo a son de música escoltada por una compañía de granaderos una bandera azul y blanca; desenvainó la espada; y, señalando a la bandera, expresó: “Éste será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los defensores dela Patria”. “Y como si esto fuera poco para demostrar la importancia capital que en el acto tuvo todo lo relacionado con la enseña. Mitre continúa informándonos que tras prestar Belgrano juramento de obediencia a la Asamblea y hacer que lo prestara la tropa, colocó su espada horizontalmente sobre el asta de la bandera haciendo que todos sus soldados besaran la cruz así formada”.
Desde entonces, esa Bandera tendrá una importancia creciente, marchará al frente del Ejército del Norte, el más importante de las Provincia Unidas hasta que San Martín creara el de los Andes y nunca dejará de enarbolarla; tanto así que en la sesión del 14 de marzo de 1813, cuando la Asamblea recibe las banderas tomadas a Tristán en la Batalla de Salta se dice que: “Han flotado… a los pies de nuestro pabellón las últimas banderas que enarbolaba el despotismo”.
A modo de corolario, será entonces que “lo ocurrido el 13 de febrero de 1813 posee mayor significación porque éste es el momento en que nace, de hecho, la bandera nacional, ininterrumpidamente enarbolada en lo sucesivo y expresamente reconocida por el Congreso de Tucumán como la única enseña de los argentinos.”
Por lo tanto, “aquella ceremonia del 13 de febrero de 1813 a orillas del Pasaje consistió en la solemne y definitiva incorporación al Ejército del Norte de la bandera ideada por Belgrano –sin que aún podamos afirmar cuál era en aquella oportunidad la distribución de sus colores, ante la cual jefes, oficiales y soldados juraron obediencia a la Asamblea del Año XIII y dentro de la historia patria tiene mayor jerarquía que todas las otras vinculadas con el pabellón argentino, por cuanto recién en este momento alcanza nuestra bandera el carácter de símbolo de las Provincias Unidas.”
Aquel trabajo de Colmenares terminaba con un llamamiento a las autoridades políticas para que bregaran por reivindicar la fecha y el lugar como distintivos y de importancia histórica no sólo para los salteños sino para todos los argentinos: “En la actualidad son lugares históricos de la República Argentina –entre otros- el sitio en que funcionó la antigua Batería Libertad y el lugar de la gobernación de Tierra del Fuego donde el almirante Laserre izó la enseña patria demostrando que la más austral región del continente integra la Nación. Por lo tanto, cabría declarar histórico al lugar en que nuestro pabellón se consagró como bandera de los argentinos, lo cual es un deber nacional.”
Por Ernesto Bisceglia
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