LOCALES: Soledad Climent, una vecina del barrio San Roque de General Güemes, había denunciado en una nota publicada por El Tribuno (el viernes 28 en la página 22 ), que por las canillas de su vivienda, el agua salía de color oscuro, con olor, y sabor fuerte, situación que causó gran preocupación. Climent hacía 15 días que se había radicado en la ciudad y en este corto tiempo uno de sus hijos se vio afectado por una gastroenteritis, mientras que su marido sufrió de una infección intestinal. “El médico que atendió a mi hijo me dijo que se debe al mal estado del agua y me aconsejó que no la beba, que la reemplace por agua en bidones”.
Al tomar conocimiento de la denuncia, el ingeniero Sebastián Acosta junto a personal de la empresa Aguas del Norte, se dirigieron hasta el Bº San Roque, lugar donde reside la denunciante, para realizar distintas mediciones. “No encontramos nada fuera de lo normal. El color y el sabor son los adecuados, agrandamos la zona de búsqueda y los resultados fueron negativos, purgamos las cañerías para detectar la presencias de barro o arenilla y tampoco vimos nada fuera de lo normal” declaró Acosta.
Respaldo desde el hospital
Para poder saber si el agua podría estar causando las enfermedades mencionadas, se solicitó colaboración del hospital Joaquín Castellanos. Desde el sector de infectología se le hizo llegar un informe, donde consta que el promedio de enfermedades relacionadas con gastroenterología o de tipo intestinales, se encuentran dentro del corredor endémico, entre los parámetros normales. “El porcentaje de personas afectadas es muy bajo, es decir, no podría ser el agua la causante, de lo contrario la cantidad debería ser mucho mayor, lo que descarta esta posibilidad, no obstante estamos alerta”, finalizó diciendo Acosta.
Problemas de roturas de caños
Unos de los principales problemas que enfrenta la empresa Aguas del Norte es las constantes rotura de cañerías en distintas barrios. Lo que no solo afecta la transitabilidad de las calles, sino que se derrocha importante cantidad de agua en forma diaria. “Las aperturas de calles por conexiones o cloacas y su mala compactación al ser rellenados producen constantes hundimientos, eso hace que el paso de los vehículos, en especial pesados, rompan constantemente las cañerías. Las reparamos, pero vuelven a romperse”, aseguró el funcionario.