Momentos de profunda emoción se vivieron en el puerto de Mar del Plata con la llegada de los marinos que trajeron de regreso a la Fragata Libertad. Lejos del acto político, de los discursos y los cánticos, decenas de familias aguardaban el reencuentro con sus seres queridos. Entre ellos estaban los familiares de los chicos salteños que se habían quedado para cuidar el buque insignia, quienes esperaban con ansias el momento de fundirse en un abrazo con los héroes anónimos de esta historia.
La familia de Cristian Ruiz, oriundo de General Gemes, es una de las que pudo viajar a recibirlo a Mar del Plata. Sus padres y dos hermanos cumplieron el deseo de estar en el momento en que Cristian llegara, tras poco más de 90 días de incertidumbre. Yolanda Santucho, la mamá de Cristian, en diálogo con El Tribuno, describió la alegría que sintieron en el momento en que lo vieron. “No veíamos la hora de abrazarlo, de darle un beso; fue muy emocionante para nosotros porque éste no era un viaje más”, dijo la mamá. “Lo vimos bien, de buen ánimo y semblante. Esperábamos encontrarlo más flaco y la verdad es que estaba muy bien”, comentó.
Pese a que la familia no pudo pasar mucho tiempo con el joven, la alegría del reencuentro se suma a la posibilidad de poder regresar a Salta junto a él. “Lo vimos un ratito nada más, cenamos con él y después se fue porque nos tocaron habitaciones separadas”, explicó Yolanda. “Hasta que definimos el tema del hospedaje se hizo cerca de la 1 de la mañana y Cristian tenía que trabajar temprano, así que se tuvo que ir. Hoy (por ayer) vamos a saber, si le dan la licencia, para que regrese con nosotros a Gemes”.
El reencuentro
La familia Ruiz pudo viajar gracias al apoyo de la Municipalidad de General Gemes, que colaboró con dos pasajes ida y vuelta hasta Buenos Aires. Los Ruiz costearon los otros dos y, además, el boleto Buenos Aires - Mar del Plata.
El hospedaje estuvo en manos de la Armada, que -según contó Yolanda-, quien los contactó para saber si irían a Mar del Plata y contarlos en el alojamiento.
“La Armada además tenía previsto un espacio especial para los familiares, pero con la cantidad de gente que había terminamos todos mezclados”, relató Yolanda. “Nos pareció que los chicos se merecían el recibimiento que tuvieron y ellos estaban contentos, pero a los familiares se nos hizo muy largo”, dijo. “Lo veíamos desde abajo del barco y contábamos los minutos para que baje y abrazarlo”, afirmó.
NOTA: EL TRIBUNO DE SALTA DIGITAL.