Nahuel Alejandro Araya Valdez (29) tenía pedido de captura nacional e internacional y en las últimas horas fue apresado por personal de la comisaría 6ª de Moreno en la localidad bonaerense de Francisco Alvarez.
Una fuente judicial dijo que “en la causa aún permanece prófugo el presunto cómplice de Araya, identificado como Cristian Alberto Omar Yenzi Muñoz, hijo de un miembro retirado o en actividad de la Policía Federal y quien, según creen los investigadores, tiene contactos con la custodia de un juez federal porteño”.
Tanto Araya como Yenzi habían sido detenidos en julio de 2011 cuando fueron sorprendidos “in fraganti” saliendo de un boliche de Ituzaingó con dos adolescentes drogadas, pero el juez de Garantías de Morón al que le tocó la causa, los liberó a las pocas horas por falta de pruebas.
La orden de captura del dúo de amigos fue solicitada y obtenida a los pocos días de esa detención por el fiscal de Moreno Gabriel Lorenzo, pero cuando se hicieron los allanamientos ninguno de ellos pudo ser localizado y desde entonces estaban prófugos.
El fiscal Lorenzo obtuvo en los últimos días el dato de que Araya había vuelto a la zona de Moreno y ordenó a los detectives de la comisaría de Francisco alvarez hacer tareas de inteligencia.
Los investigadores montaron una trampa haciéndole creer a Araya que iba a tener un encuentro con una mujer que en realidad era policía y así fue detenido cuando fue a la cita, según detallaron las fuentes.
En su indagatoria ante el titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 de Moreno, Araya se negó a declarar y ahora permanece detenido acusado de los delitos de rapto, abuso sexual agravado por ser con acceso carnal, gravemente ultrajante y por la pluralidad de víctimas, y robo, todos en concurso real.
Lorenzo le imputa cinco hechos ocurridos a mediados de 2011 con ocho víctimas de entre 16 y 24 años que fueron raptadas en boliches de Moreno, San Miguel e Ituzaingó.
Según la investigación del fiscal, los dos imputados seducían a las jóvenes invitándoles bebidas alcohólicas y diciéndoles que eran hijos de empresarios, políticos o funcionarios.
Sin que las chicas lo advirtieran, en los tragos colocaban fármacos que inducían en las mujeres un estado somnolencia y así las sacaban de los boliches. Si bien la policía los bautizó con el nombre de “los chacales de la burundanga” (nombre vulgar de la escopolamina), fuentes judiciales explicaron que en la causa está probado por análisis de laboratorio que estos delincuentes utilizaban lorazepam, un ansiolítico con efectos similares que actúa como amnésico, sedante, hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular, y que suele suministrarse en pacientes con trastornos de ansiedad.
Siempre según la investigación, los delincuentes trasladaban a las víctimas a una propiedad donde solía pernoctar Araya, ubicada en la calle Berutti al 2300 de Moreno, donde eran violadas.
Los voceros revelaron que los delincuentes se movilizaban en un automóvil Chevrolet Astra gris propiedad de un tío del prófugo Yenzi que también es policía federal.
Fuentes judiciales indicaron que a veces drogaban tanto a las víctimas que en un caso, después de violarlas, liberaron a las 11 de la mañana a dos chicas de 18 y 21 años en el Acceso Oeste con el auto de ellas y seguían tan intoxicadas que protagonizaron un accidente con un camión en el que sufrieron graves lesiones.