Durante las fiestas de fin de año aumentan también los cuadros intestinales e intoxicaciones, consecuencia tanto de abusos con la comida y bebida así como por el consumo de alimentos en mal estado, ya sea por fallas en la higiene o en su conservación.
Los especialistas insisten que antes de sentarse a la mesa es muy importante considerar que las personas que van a conducir vehículos no deben tomar bebidas alcohólicas.
Consumo con moderación
La clave para un feliz festejo es comer y beber con moderación. Los excesos que suelen cometerse en ágapes, picadas y cenas de fin de año pueden resultar peligrosos tanto para las personas sanas como para quienes padecen de diabetes o hipertensión, entre otras enfermedades.
Ocurre que estos desarreglos generan importantes alteraciones en los valores de la presión arterial; también en los índices de glucemia (azúcar) o de colesterol, lo que impacta de manera negativa en la salud.
Se suma que la aparición de enfermedades transmitidas por alimentos suele incrementarse durante la temporada de calor y, especialmente, en los días de reuniones, en los que la manipulación y el traslado de comida se realizan con mayor frecuencia.
Otro aspecto a considerar son las costumbres y el “reloj biológico” de cada organismo. A quien durante todo el año cena temprano y liviano, su estómago le puede “pasar factura” si se va al otro extremo.
Es lo que ocurre cuando además de una ingesta abundante y pesada (lechón, salsas, alcohol, dulces) esta se hace en horarios fuera de la rutina individual.
Por ello el consejo de no sobrecargar el estómago con comidas y bebidas que no suele consumir habitualmente ni de noche.
Otra recomendación es vigilar que no se produzcan contaminaciones cruzadas; es lo que ocurre cuando después de cortar carne cruda, por ejemplo, con ese cuchillo sin lavar se pela una manzana. Lo mejor es mantener en recipientes diferentes los alimentos que se consumen fríos (como ensaladas), de los calientes.