Tradicionalmente, muchas familias salteñas deciden sahumar sus hogares para limpiar, purificar y atraer buenas vibras. Así también para alejar lo malo. Este ritual se realiza los 1 de agosto.
El 1º de agosto es el día inicial y más importante para los seguidores del culto a la Pachamama, quienes, en una ceremonia en la que se alimenta a la tierra, prenden fuego y con las brazas sahúman el ambiente. El mismo día, especialmente en el norte argentino, muchas personas sahúman sus casas de una manera similar.
Al respecto Ulises Alvarado, presidente de la Asociación de Artesanos Martín Miguel de Güemes, remarcó que la forma correcta de hacer el sahumado, es juntando la basura que exista en la vivienda, desde la parte de atrás, hacia el frente. Una vez llevado a cabo esto, se deben encender unas brasas de carbón y añadirle, depende de cada uno, hojas de ruda, romero, mirra, incienso, yerba mate, azúcar y, si se quiere, un poco de cáscara de naranja. El sahumado también debe realizarse desde la parte posterior de los hogares, hacia adelante, derramando un poco de alcohol en cada esquina de la casa.
Hoy se sahumarán ambientes para seguir con una viejísima costumbre pagana, pero que ha adquirido gracias al espíritu sincretista de algunos grupos de raíz cristiana, variantes ligadas a la religión. El ritual se asocia al de la Pachamama y tiene la finalidad de "alejar las desgracias, la mala suerte y las enfermedades", pero también se relaciona con el inicio de un mes identificado con los problemas de salud, especialmente para los más ancianos.
El 1 de agosto es el día inicial y el más importante para los seguidores sudamericanos del culto a la Pachamama, quienes, para empezar la "corpachada", ceremonia en la que se alimenta a la tierra, prenden fuego y con las brazas sahúman el ambiente. A medida que se avanza en la ceremonia, se va pidiendo por bondades y dichas.
El mismo día, especialmente en el norte argentino, muchas personas sahúman sus casas de una manera similar. El ritual de esparcir humos fue heredado de los Incas y se transmitió de boca a boca durante generaciones en gran parte de América del Sur. Se trata de quemar elementos aromáticos y pasearse por todas las habitaciones. Según esta creencia pagana, el humo perfumado "limpia" de envidias y males el lugar por donde pasa.
En el viejo mundo, desde las civilizaciones de Babilonia y Egipto, los sahumerios siempre han acompañado también a los hombres, ya sea como medio para ofrendar a los dioses o como remedios curativos. Por asociación, se han utilizado como limpiadores de ambientes, tranquilizantes o "armonizadores".
Muchos bolivianos radicados en el noroeste argentino se han dedicado en la última semana a vender los denominados paquetes de "misterios". En el centro de la ciudad, y especialmente los alrededores del Mercado San Miguel, se instalan cada año vendedoras que ofrecen todo lo necesario para espantar a los malos espíritus. En los envoltorios que exponen, se mezclan sahumerios, amuletos y a veces papel picado que simboliza la alegría.
Hay diversidad de aromas, y cada uno se usa con una finalidad diferente. Es costumbre sahumar cada año todos los nuevos bienes materiales y a cada uno de los integrantes de la familia para librarlo de desgracias, especialmente los llamados "males de ojo".
Para la religión sincretista de los católicos, sahumar los hogares tiene un sentido de purificación espiritual. En un documento escrito por el sacerdote Fernando Bellock de la Parroquia San Alfonso, se describe el ritual para los católico romanos, despojado de sus elementos más claramente mágicos y brujeriles, y complementado con pasos de supuesta significación "cristiana".
Para hacerlo, los seguidores del obispo de roma deben tener en una mesa una Biblia, una imagen milagrosa o un crucifijo y un sahumerio con incienso. Para comenzar rezan "el pésame" y luego una persona oficia de guía y lee la Carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Efeso, que se refiere a la paz en el mundo, este extraño ritual confiere al "guía" un rol similar al de un chamán o mediador frente a espíritus demoníacos, con los cuáles "negocia" la protección del lugar o su salida del mismo.
Recién entonces se prende el sahumerio con incienso y se pide a Dios una bendición para el hogar. Se recorren en procesión todos los lugares de la casa con la imagen o crucifijo a la cabecera, deteniéndose en cada habitación para rezar un Ave María. Luego se expresan las intenciones personales y familiares por las que se realiza la ceremonia y se reza el credo para finalizar.
Todas estas prácticas confunden a muchas personas y permiten la adopción de rituales y prácticas netamente satánicas entre personas que dicen ser cristianas, la Palabra revelada de Dios y la enseñanza de Jesús no considera para nada este tipo de rituales espectaculares, todo lo contrario, enfatizan la sencillez y la privacidad de la oración.
El sahumerio sólo sirve para invocar espíritus malignos, para "negociar o pactar" con ellos algún asunto, pero nunca para comunicarse con Dios, el Señor ha establecido clarame