Con 65 años, fue la donante de un riñón a su hijo de 31. Ambos están en perfectas condiciones de salud.
Fabián Alejandro Tarifa padece diabetes desde los 11 años. A los 27 años le diagnosticaron insuficiencia real crónica y casi de inmediato tuvo que comenzar con las diálisis. Las sesiones se realizaban tres veces por semana. La solución definitiva consistía en un trasplante. Estuvo en lista de espera, pero el donante no llegaba.
Desde un principio su mamá María Luisa Sutara se ofreció para donarle uno de sus riñones. Después de realizados los estudios, se pudo comprobar que eran compatibles. “Yo, como su hermana, también me hice los análisis, pero la única compatible fue mamá. Había temor por su edad, pero ella insistió. Al final fue aceptada”, expresó María Eugenia.
El límite de edad para ser donante son los 65 años, coincidente con la edad de Luisa. La operación se llevó a cabo el pasado 30 de julio en el Centro Privado Cardiológico de Tucumán y fue un total éxito.
Fabián ya no debe dializarse. “Estoy muy feliz, ahora solo debo cuidarme, tomar mucha agua, comer sano. Le doy infinitas gracias a mi mamá” expresó Fabián, quién perdió completamente la visión por su diabetes en el año 2010. “Es un excelente hijo, no dudaría en donarle lo que hiciera falta para que viva feliz. Estoy agradecida a Dios porque todo salió bien”, expresó con muchísima emoción Luisa, quién está a punto de jubilarse como ordenanza de un colegio secundario, mientras que Fabián recibe un subsidio por su discapacidad.
Lamentablemente, los gastos que deberán enfrentar serán elevados. Con lo poco que ingresa les costará llegar a fin de mes: comida especial, 4 litros de agua por día, viajes a Tucumán por controles. “Me gustaría conseguir algún tipo de ayuda” solicitó María Eugenia, quién actualmente reside en Tucumán y lamenta tener que dejarlos solos. Lo que los motivó a contar esta historia es demostrar con el ejemplo que donar órganos es una acción que “realmente salva vidas” expresaron.
