Con la excusa de estar juntas para combatir espiritualmente la enfermedad, la sanadora ingresó al hogar de su víctima y le robó hasta la jubilación
SALTA.- Una jubilada de 65 años, angustiada por los pesares de laartrosis, acudió a una curandera en busca de una cura milagrosa, sin embargo, el alivio nunca llegó. Por el contrario, la desazón se incrementó debido al engaño y la voracidad de la sanadora, quien lejos de hacer gala de su supuesto don, saqueó hasta más no poder a la anciana.
El caso, denunciado por Aída Azucena en la subcomisaría de Castañares, tiene como acusada a María Soledad García y a su esposo, Ricardo Taboada, quienes residen en el barrio 15 de Febrero, donde poseen su lugar de atención al público.
Al denunciar el caso, Aída sostuvo que hizo contacto con la mujer a través de una vecina, quien le dijo que la curandera había sanado a su nieto y que era buena. Alentada por este testimonio, la jubilada acudió a ver a María García.
En el primer encuentro, la curandera le pidió la suma de 500 pesos a fin de poder comprar con ello el material que necesitaba para poder efectuar el conjuro sanador. Con el correr de las semanas, Aída acudió puntualmente a las citas de la curandera, sin embargo, no experimentó ninguna mejoría, aún a pesar del dinero que la sanadora le exigía en cada cita.
Dada la ansiedad de la jubilada por obtener alivio a los síntomas de su enfermedad, la curandera puso en marcha otra maniobra y comenzó a visitar a la jubilada en su casa con la excusa de que debían estar juntas para combatir espiritualmente a la artrosis.
A medida que se producían las visitas, al menos una vez por semana, García se puso al tanto de la situación económica de su clienta, percatándose que los hijos de Aída atravesaban una buena situación financiera, tras lo cual la curandera aumentó la cantidad de dinero necesaria para los materiales del conjuro.
García llegó a ganarse de tal manera a la jubilada que en una oportunidad fue comisionada a cobrarle la jubilación a Aída, quien hasta ese momento seguía postrada en su cama como consecuencia de la enfermedad.
De esta manera, García, quien ya había sumado a su marido, Ricardo Taboada, a la maniobra, pudo tener acceso a la clave de la mujer, quien posteriormente al acudir a extraer dinero se dio cuenta de que había mucho menos de la suma que presumía, razón por la cual fue al banco e hizo el reclamo del caso.
En la entidad bancaria, Aída se percató de que no se trataba de ningún error sino que la curandera tuvo que ver con la merma de su jubilación. En vista de esto y convencida de que la sanadora nunca había hecho nada por ella, la denunciante fue hasta la casa de la misma para presentar sus reclamos.
Aída, tras tres meses de falsas esperanzas, le exigió a la curandera la devolución de más de ocho mil pesos como otros 2.300 pesos que le extrajo de su cuenta personal, exigencia que García rechazó airadamente. “Lo único que hizo fue sacarme dinero y enfermarme aún más”, dijo la jubilada en su denuncia, la cual se tramita en la justicia por el presunto delito de estafa. (Redacción )