Luciano Ruiz dijo que cuando hizo público el caso de la tortura sufrida por su hijo menor fue en afán de justicia y no de dádivas.
El padre de un menor linchado en la sede de una comisaría de General Güemes denunció que pretendieron cerrar la causa ofreciéndole 300 pesos por los daños y lesiones ocasionados durante el ajusticiamiento ilegal de dos menores, probadamente inocentes de los delitos que les imputaron para detenerlos en la vía pública.
"Lo que escuché en fiscalía es vergonzoso, atrevido y rayano en la provocación", dijo Ruiz a El Tribuno. Agregó "Inaceptable para quien desde el primer momento sólo buscó justicia".
Luciano Ruiz, oriundo de la provincia de Santiago del Estero, artesano del cuero de profesión aseguró que días pasados, el seis de agosto, fue citado por la Fiscalía de Causas Policiales y Penitenciarias para que rubricara una propuesta de suspensión de proceso a prueba, presentada por el abogado de quienes con anuencia oficial tomaron represalias contra dos menores en la citada comisaría de General Güemes. Se trata de los acusados Valentín y Ernesto Miranda y Claudia Barrionuevo.
Ruiz dijo ayer a El Tribuno que la propuesta del abogado Salum a cambio de silenciar el caso incluía el pago de 300 pesos por los daños que hubieran causado los golpes de sus defendidos (civiles) propinados como escarmiento en la sede policial.
El caso
El 16 de mayo de 2014 Luciano Ruiz denunció el gravísimo hecho. Dijo que su hijo desapareció a las 20 del lunes 12, minutos después que fuera enviado por su madre a comprar yerba a un negocio llamado La feria. "Lo buscamos, hasta que a las 23 la policía nos avisó que se hallaba detenido. Me fui a la comisaría con ganas de ajusticiar a mi propio hijo, a quien he criado rigurosamente en la humildad y en el sentido de ganarse el pan con el trabajo diario", relató con emoción de padre. "Me encontré con el chico destrozado, sangrante y lloroso. En el 911, sólo había una mujer que no sabía cómo explicarme por qué un menor de edad se encontraba esposado y golpeado". Ruiz aseguró: "le dije a Samuel Luciano, mi hijo, que lo que había recibido allí era poco a lo que le esperaba en la casa. Entonces mi hijo contó paso a paso lo que había ocurrido. Me contó paso a paso todo desde que salió del Colegio Nacional y me sorprendió que Luciano me repitiera "no te he fallado, papá''. Yo tampoco y por eso exijo justicia", finalizo.
Mucho ruido pocas nueces
Luciano Ruiz contó que desde comenzó a denunciar este hecho en todos los medios de prensa, en la fiscalía de Salta, en la Fiscalía de Causas Policiales y Penitenciarias "he recibido la visita de funcionarios de toda laya y altura". Contó que "vino gente a ver mi ranchito cuatro por cuatro y a decirme una pared aquí, otra más allá y un pasillo largo con posibilidades de llegar al cielo y toda clase de promesa que esconde en realidad un solo deseo u objetivo que me calle y que la jornada de defina, como siempre, por el abuso". Según el hombre "mi rancho sigue cuatro por cuatro, mi hijo con problemas psicológicos pero con la fe intacta en su padre y en la Justicia, Así sean 300, 3.000 o 300.000, primero quiero justicia, explicaciones que se ajusten a derecho, al derecho que me asiste a mí y mucho más a los más chicos y que las comisarías no sean centro de tormentos".
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