La vida de los jugadores de fútbol luego de que se retiran de la actividad profesional no siempre es feliz y llena de lujos. Ya son varios los casos de futbolistas que quedan olvidados y las deudas terminan llevándolos a la ruina.
El que se sumó a esta lista es Andreas Brehme, el alemán que convirtió el gol de penal en la final del Mundial de Italia 1990 ante la Argentina. Increíblemente, hace ocho años que no tiene trabajo tras haber sido asistente en el Stuttgart.
A los 53 años, Brehme tiene su casa hipotecada por 400 mil dólares y ni siquiera fue capaz de afrontar un préstamo de 200 mil. Oliver Straube, un exjugador alemán, le ofreció un trabajo muy particular, pero que puede ayudarlo a salir de este duro momento: "Nosotros estamos dispuestos a emplear a Andreas Brehme como ayudante en nuestra firma de limpieza de canalizaciones. Allí él se enterará lo que es trabajar de verdad haciendo el aseo de los sanitarios e inodoros. Eso le servirá para enterarse de cómo es la vida y mejorar su imagen. Eso sí es ayudar a Brehme".
