Drogas, maltrato, coimas y violación de las leyes. Todo vale en este negocio turbio y sanguinario. La agrupación Proyecto Galgo Argentina denuncia estas aberraciones pese a las numerosas amenazas que recibe. El paso a paso de una actividad prohibida que explota al extremo a los perros para beneficio monetario del “amo”. Impresionante galería de imágenes.
Las carreras de galgos no son una novedad. Nacieron hace un siglo en los Estados Unidos y traspasaron fronteras. Se hicieron populares en el Reino Unido y, con el correr del tiempo, llegaron a la Argentina. En ese entonces, era una actividad aceptada por el común de la gente. Pero las sociedades cambian, la concientización sobre el maltrato animal es mucho más sólida y las leyes se modernizaron en tal sentido. Éstos son los principales obstáculos con los que se enfrentan algunos “galgueros” al momento de llevar adelante su negocio sanguinario y prohibido.
Compromiso
En charla con Cronica.com.ar, integrantes de la agrupación Proyecto Galgo Argentina (PGA) explican con total sencillez sus objetivos: “El deseo es la prohibicion de las carreras de galgos en todo el país. Que así como hay una ley provincial bonaerense exista una nacional y que, por supuesto, se cumpla”. Además, remarcan que“la idea también es que la gente tome conciencia sobre qué hay detrás de esta actividad ilegal y que se comprometa denunciando o informando para que podamos juntar pruebas y hacer una presentación en la Justicia”.
Las leyes son claras
Las carreras de perros, cualquiera sea su raza, están prohibidas en toda la provincia de Buenos Aires según la ley 12.449. Sin embargo, no es la única que transgreden los “galgueros”. También violan la 13.470 (juego de azar ilegal) y la 13.879 (sacrificio de perros y gatos). Además, a nivel nacional, infringen la 14.346 (maltrato animal) y la 23.737 (fabricación y tráfico de estupefacientes). en el interior del país existe un vacío legal: no están ni vetadas ni permitidas.
“Quienes están en esta mafia no sólo quieren legalizar estas carreras sino reglamentar el suministro de drogas a los perros y los controles antidóping. Es espantoso lo que les hacen, la cantidad de fármacos que les inyectan y cómo los destruyen. Fabrican y comercializan sus propios estupefacientes, muchos de los cuales no se detectan en los análisis. Se manejan con total impunidad, las coimas son su principal arma y no tienen ningún respeto por los animales”, lamentan los proteccionistas.
Fuente: Cronica.com.ar
Dejanos Tus Comentarios