Los ladrones cayeron en la treta, entraron en pánico y comenzaron a correr hacia el alambrado
SALTA.- Un jubilado puso en fuga con tan solo un petardo a cuatro asaltantes que habían ingresado a su finca con el objetivo de robar ganado. El hecho aconteció el pasado 29 de diciembre pero recién tomó trascendencia hoy.
Este inusual y valiente episodio, según lo informado por fuentes policiales, fue denunciado por René Fernández, un jubilado de 61 años, que contó cómo defendió su casa, ubicada en el paraje Las Higueritas, en Campo Quijano.
Según el relato del hombre, los ladrones aparecieron por su propiedad cerca de la medianoche con intenciones de apoderarse de unas vacas que tiene Fernández en sus corrales, las cuales eran buscadas por los delincuentes para pasarlas a degüello y vender sus carnes en las fiestas de Año Nuevo.
Pasada las 23, Fernández sostuvo que sintió ruidos y los perros comenzaron a ladrar. Al salir y echar un vistazo por la parte posterior de la propiedad, observó la silueta de cuatro sujetos que, linternas en mano, merodeaban los alrededores del corral donde estaban las vacas.
Al acercarse, Fernández vio que algunos de ellos tenían armas de fuego y estaban ya a unos 40 metros de su vivienda, por lo que el jubilado reaccionó rápidamente y echó mano de unos cohetes que habían quedado de los festejos de Navidad.
Sin amilanarse por el peligro inminente, Fernández eligió el cohete más estruendoso: un petardo. Rápidamente, el abuelo lo encendió se acercó hasta donde estaban los asaltantes y lo lanzó. Tras la fuerte explosión, agregó un par de amenazas de estar armado y dispuesto a disparar de nuevo.
Los ladrones cayeron en la treta, entraron en pánico y comenzaron a correr hacia el alambrado. Fernández, ya más confiado en su coraje, aprovechó y corrió por detrás de los delincuentes, de los cuales tres, los más ágiles, ya habían trepado la cerca y se dieron a la fuga.
Solo uno, el más gordito, había quedo aferrado al alambrado sin poder escalarlo, por lo que Fernández se acercó, aún simulado tener un arma. "No me mate. No me mate doctor”, rogó el ladrón al ver que el dueño de la propiedad ya estaba parado detrás suyo.
Sin quedar en evidencia de que no tenía nada conque defenderse, Fernández lo agarró de las ropas y lo empujó contra el alambrado, circunstancias en que interrogó al delincuente, quien muerto de miedo dio su identidad sin ninguna resistencia y confesó que habían ido en busca de algunas vaquitas, para las fiestas de fin de año.
Posteriormente, sin embargo, el ladrón logró zafarse y echó a correr por otro extremo del alambrado y salió de la propiedad. Fernández, en tanto, lo siguió hasta la ruta, donde vio que los "cuatreros” subieron a un vehículo en el que huyeron en dirección a Campo Quijano.
Tras la denuncia del jubilado, cuyo relato dejó boquiabierta a los policías dada su edad y su valentía para enfrentar a los asaltantes, los efectivos salieron en busca de los malandras, de los cuales, al menos de uno, ya conocen su identidad, gracias a la astucia y agilidad mental de Don Fernández.(Redacción El Intransigente)
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