Las familias aprovechan el financiamiento y la utilización aumentó 73% comparada con el 2014. La inflación evidencia la contradicción de los sueldos "viejos" con los precios "nuevos".
Las tarjetas de crédito ocupan un rol cada vez más central para financiar los gastos esenciales de las familias. De esa manera el consumo con el plástico creció en enero, según el Banco Central, un impactante 73% respecto al mismo mes de 2014. Este repunte viene a ser el salto más grande desde el 2006. En términos reales -es decir si se descuenta la inflación- los montos financiados con los plásticos avanzaron 25%.
Por otra parte, se sabe que los precios suben y cuesta llegar a fin de mes, mientras los salarios en la antesala de los aumentos paritarios esperan, y se hacen viejos con relación al nuevo costo de vida.
Al tiempo que cae el consumo de bienes, el uso de las tarjetas no para de crecer.
El incremento va a contramano del actual escenario recesivo en el que la compra de bienes durables ha caído con fuerza.
La clase media usa el plástico cada vez más para llegar a fin de mes y mantener su estándar de vida, aun a costa de resignar su uso para la adquisición de bienes durables.
Apalancar
Como el desafío para la enorme franja de asalariados es no bajar los niveles de consumo, una palanca importante -además de la tarjeta- es el préstamo personal para fines indeterminados.
Según un informe de Noanomics, a fines de 2014 el stock nominal de préstamos de todo tipo otorgado a personas en relación de dependencia alcanzó los $ 232.204 millones, de manera que el endeudamiento promedio del trabajador formal público y privado es de $ 27.721.
Por su parte, el director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales, Mariano Otálora, expresó que el aumento de gastos "es la reacción típica de un cambio de ciclo, a lo que además hay que sumarle un salario real cuatro puntos abajo en 2014".
Desde el Banco Ciudad afirman que los asalariados experimentaron una pérdida del poder de compra del 6% en el último año.
En el contexto del consumo en general, el que lidera como sostén de esa demanda es el uso de la tarjeta de crédito.
Resulta evidente que los plásticos ahora tienen una función social y un uso distinto, vinculado con apalancar el gasto mensual.
Su utilización es creciente en el supermercado, en detrimento de otros tipos de erogaciones.
Tal es así que este rubro pasó a representar más del 30% de las transacciones totales que se efectúan con plásticos, casi diez puntos más que hace dos años, según revelan fuentes del sector.
En las principales cadenas de hipermercados del país se contabiliza que cerca de un 25% de las compras se paga en cuotas. Este récord en el uso de plásticos ha llevado a que la relación entre los montos que los bancos otorgan, en comparación con los préstamos personales, se haya ampliado considerablemente. En 2011 esa relación era de $1,5 por cada $1 de créditos personales.
La gente apela a la tarjeta para no tener que ajustar más su nivel de vida.
La cantidad de personas que posterga los pagos del total de la tarjeta aumentó un 30%, lo que llevó a los bancos a incrementar el mínimo para controlar la morosidad.
El cliente paga una alta comisión
Los costos que pagan los clientes de bancos por usar la tarjeta o cualquier otro servicio financiero son elevados. Pueden llegar hasta el 20%.
El directorio del Banco Central estableció las nuevas reglas a las que se deberán ajustar las entidades financieras para cobrar por los servicios que prestan a sus clientes. La metodología aplicada solo deja de lado a los de alta gama, cuyos aumentos podrán ser vetados.
El Central aprobó una nueva metodología para resolver las solicitudes de aumentos de comisiones de servicios y productos financieros por parte de las entidades que los provean, incrementos que se irán aplicando en diferentes plazos de acuerdo a los bancos y las prestaciones que se traten, informó el ente monetario.
Así, de acuerdo con esta nueva metodología, habrá entidades bancarias que en los próximos seis meses no experimentarán variaciones en algunas de sus comisiones cuando sus precios se ubiquen muy por encima del promedio de bancos comparables.