El peregrino caminó 145 kilómetros con una cruz al hombro y anoche ingresó a la Catedral.
El metanense Augusto Quintana cumplió una vez más con su promesa de peregrino: caminó más de 145 kilometros, con una cruz a cuestas, para participar de la procesión del Señor y la Virgen del Milagro. Partió desde Metán y por la vera de la ruta emprendió su largo peregrinar, llevando siempre una pesada cruz, equipada con rueditas en la parte inferior.
Partió el miércoles desde su municipio y llegó anoche a la Catedral Basílica de la capital salteña, donde fue recibido con una profusa emoción por los presentes, que rezaban la novena.
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