María, vamos a decirle así para mantenerla en el anonimato, un día se vio tentada por televisión y no dudó en marcar el número que ofrecía la pantalla para adquirir una olla tipo Essen a una conocida empresa de ventas por TV. La promoción comprendía la olla, un regalo sorpresa y una orden de compras por $400 para una posterior adquisición. Sin muchas complicaciones, la operación se llevó a cabo.
Días más tarde, finalmente el pedido arribó a Salta. Mucha era la ansiedad con que la compradora salteña esperaba la caja que traía su flamante olla, para deleitarse a su antojo en la cocina. Tal como quien abre una sorpresa, María tanteó el peso de la caja… era pesada, lo cual daba a pensar de qué se trataba de un buen material y estaba acompañada por una importante sorpresa.
Procedió a la apertura del envoltorio y ¿que encontró? Una olla totalmente diferente a la publicitada, con una bolsa en su interior que contenía ni más ni menos que una considerable cantidad de arena. ¿El voucher de compras? Una serie de instrucciones para lograr el burocrático trámite de elegir algún producto, de los seleccionados por la empresa, y completar el 30% de su valor que no cubría la promo.
El resultado: la decepción total y la indignación por esta compra que le dejó un sabor amargo, una broma de mal gusto: gusto a arena.
FUENTE: QUEPASASALTA.
