El próximo lunes el Tribunal de Juicio de la Sala I de Tartagal dará a conocer los fundamentos del fallo. Tras la pena contra Cortez, la familia de la víctima liberó la angustia y se abrazó llorando.
Un nuevo fallo por femicidio se proclamó en Salta. Esta vez tuvo lugar en el interior de la provincia, en Tartagal, donde pasados un par de minutos de las 13 de ayer el juez Ricardo Hugo Martoccia, acompañado de los otros dos miembros del tribunal, Azucena Vázquez y Miguel Osvaldo Chehda, dio lectura a la sentencia condenando a José Tomás "Maco" Cortez, el puestero de 66 años residente en el paraje El Bobadal, a la pena de reclusión perpetua por considerarlo autor material y penalmente responsable del delito de homicidio calificado por violencia de género, femicidio en concurso real con amenaza con arma de fuego en grado de autor, en contra de la maestra Evelia Murillo quien trabajaba en la escuela albergue Nº 4161, al este de esa ciudad.
Cuando el magistrado leyó la sentencia, la hija de la víctima, Sofía Murillo, acompañada de sus tíos y otros familiares, se fundió en un abrazo con sus parientes y lloraron casi en silencio; a unos pocos pasos los familiares del homicida Maco Cortez dialogaban con el abogado defensor, mientras ni la joven ni sus tíos, que habían escuchado con entereza y de voz del fiscal penal, Pablo Cabot, los detalles de cómo Evelia había sido abatida por Cortez, dirigieron sus miradas al grupo de criollos.
Con la misma fortaleza con la que durante estos casi dos años enfrentaron el dolor por la injusta muerte de Evelia, y portando algunos carteles en los que la maestra sonreía feliz, se retiraron del edificio judicial de Tartagal. De esa manera terminó la segunda audiencia que condenó a la pena máxima al puestero José Tomás Cortez, quien asesinó a la maestra la noche del 3 de octubre de 2014, quien descansaba junto a los alumnos en el albergue de la escuela a la que concurren niños criollos y aborígenes.
El padecimiento de dos años terminó con una condena ejemplar, pero entre lágrimas dijeron los hermanos de Evelia: "Nunca más nuestra hermana querida estará entre nosotros, este hombre tiene que terminar sus días en la cárcel", manifestaron. Como sucedió durante estos dos años de dolor, ni Sofía ni los hermanos de Evelia tuvieron una palabra ni un gesto de agravio para el sujeto que decidió terminar con la vida de la docente rural Evelia Murillo ni contra sus familiares que estuvieron presentes en las dos jornadas del juicio.
Previo a la audiencia de ayer, donde los magistrados debían dar el fallo en contra del gaucho asesino, la hija de la víctima había reflejado los sentimientos de justicia que imperaban en ella y su familia. Sofía Eliana Murillo, querellante en la causa por el homicidio de su madre, expresó: "Solo queremos justicia para mi madre; no tengo odios ni sentimientos de venganza. En mi corazón solo queda el recuerdo de mi madre".
Noche trágica
Después de ocho horas, una colega de la docente rural, que trabajaba a unos 6 km de la escuela de El Bobadal, se enteró del femicidio a través de un mensaje de texto enviado desde un celular por una joven wichi. Esa noche, en el intento de defender a una de sus alumnas, Evelia echó del lugar al baquiano, quien le había ofrecido dinero por sexo a su alumna. El hombre regresó con un arma de fuego y disparó contra la docente, quitándole la vida.
Las últimas palabras de Evelia habrían sido “Ay Dios”
El fiscal de la causa hizo llorar a la familia de la víctima en sus alegatos. Previo al fallo del Tribunal de Juicio, se escucharon los alegatos en los que el fiscal de la causa, Pablo Alejandro Cabot, explicó y detalló los hechos ocurridos la noche del 3 de octubre de 2014. El representante del Ministerio Público Fiscal solicitó la pena máxima a los magistrados. Fueron momentos de un profundo dolor para los presentes en la Sala I de la Ciudad Judicial de Tartagal, entre los familiares de la víctima estaba su hija, Sofía Murillo, quien se constituyó como querellante en la causa por femicidio, la joven fue una de las personas que dejó fluir su angustia a través de las lágrimas.
Solo en algunos momentos cuando el fiscal penal Cabot daba a conocer detalles de la trágica noche donde Evelia se enfrentó al puestero, su hija, se quebró y rompió en llantos. “Evelia se interpuso entre el agresor y la víctima”, expresó el agente fiscal para agregar que “al recibir el disparo mortal Evelia solo alcanzó a decir ‘Ay, Dios’, y cayó mortalmente herida. Pero Cortez, a pesar del certero y mortal disparo no quería que nadie se acercara a Evelia, al punto que cuando unas de las chicas (alojadas en el albergue) se acercó para estar a su lado aunque fuera en los últimos minutos de su vida, le colocó el arma en la cabeza amenazándola, por lo que la chica corrió, se escondió debajo de una de las camas, dejando sola a Evelia”, expresó el letrado.
Por su parte, en las 4 horas de la segunda jornada de audiencia el imputado Cortez se mostró frío y no tuvo ni un solo gesto de arrepentimiento. Al contrario, siempre miró de frente, incluso hasta con cierta indiferencia, a los miembros del Tribunal y al fiscal Cabot. Ante la consulta del juez si deseaba hacer uso de su derecho a declarar, prefirió llamarse al silencio.
Presión de los medios
“El señor Cortez se entregó voluntariamente a la Justicia y eso me consta porque fui yo quien lo acompañó; no fue como salió en el parte de prensa de la Policía, que decía que mi defendido había sido capturado; esto lo traigo a colación por la presión que ejercen los medios y distintos operadores que intervienen externamente en estas circunstancias”, expresó Juan Carlos Sánchez, defensor del imputado.