La iniciativa colabora con las familias de escasos recursos de la ciudad, donando ropa de vestir.
Por Sergio Tapia
Un ropero comunitario que fue creado por personas que vieron la necesidad que afrontan algunas familias de escasos recursos, para hacer frente los elevados costos que demanda la compra de ropa de vestir, cumple un año al servicio de los más necesitados en la ciudad de General Güemes y alrededores.
La iniciativa fue adoptada por la señora Patricia Rivero, quien con la colaboración de su padre, actual presidente del Centro de Jubilados y Pensionados "Héctor Gómez", ocupó un espacio físico dentro del centro para la recepción de la ropa donada por la gente, su selección y arreglo.
Gratis
Esas prendas son sacadas una vez por semana a la calle, donde se las dispone en mesones de madera, para que aquellas personas que las necesiten, simplemente las elijan y se las lleven a sus hogares.
"No tengo demasiada colaboración para la realización de este trabajo, con mi amiga Fátima somos solo dos las personas que trabajamos, aunque es justo reconocer que también se suman algunos voluntarios ocasionales. Decidimos salir a la vereda del centro para que la gente se pueda arrimar, buscar lo que le sirva y llevárselo a casa", dijo Rivero.
El proyecto
Agregó que también es importante "la cantidad de personas que se lleva ropa cada vez que sacamos afuera las unidades donadas y ya acondicionadas.
Mi roperito amigo es como lo hemos denominado al proyecto solidario.
También debemos destacar la colaboración de gran parte de la comunidad de Güemes, con la donación de prendas de vestir.
Esto se trata simplemente de recibir de quién ya no usa alguna ropa para entregársela a quién más la necesita".
El ropero comunitario se instala en las afueras del Centro de Jubilados ubicado sobre la ruta provincial 12, entre calles Laprida y Entre Ríos, un día a la semana, fecha que es dada a conocer por medio de las redes sociales.
Sin embargo, la recepción de las donaciones se hace todos los días, pero solo en horas de la mañana.
"Lo que era una simple idea de ayudar a los vecinos carentes de recursos, quizás a la familia de algún jubilado, fue creciendo tanto que hoy en día estamos en condiciones de ayudar a todas las familias de condición humilde", dijo Rivero.
Reglas
Sin embargo, por ciertas circunstancias que fueron observadas como negativas, las mujeres se vieron obligadas a poner una regla, que es un límite a la cantidad de ropa por persona que pueden llevarse a sus casas.
Esta medida, que pareciera un tanto mezquina, se justifica por el hecho de que en General Güemes existen ferias barriales con venta de ropa usada.
"Simplemente para que esta ropa no sea llevada para su reventa es que tuvimos que poner un límite, pero todo es flexible y se trabaja en base al sentido común", finalizó Patricia.