El padre Ernesto Crespo, junto a dos amigos españoles, viajaron desde la península Ibérica con la finalidad de seguir los pasos del apellido Güemes. Esta aventura investigativa surgió hace unos años cuando el padre Crespo, quien es párroco de un pueblito español de Cantabria llamado Güemes, con no más de 300 habitantes dedicados a la ganadería, en oportunidad de una visita a la Argentina participó de los actos conmemorativos del fallecimiento del general Martín Miguel de Güemes en Buenos Aires. "Quedé sorprendido por la vida del General y quise saber cómo llegó el apellido Güemes a este país; también me enteré que hay localidades que llevan su apellido, no solo aquí sino también en México y los Estados Unidos".
De regreso a España comenzó a concebir la idea de unir en un estado de hermandad a todos los pueblos llamados Güemes: "Por esa razón estoy aquí, después voy a visitar México y Estados Unidos", expresó el padre Ernesto. Otra de las necesidades que lo movilizó a realizar esta travesía fue determinar con certeza cómo surge el nombre del pueblo Güemes en España: "Nosotros hemos logrado determinar con registros históricos que Güemes, como pueblo, ya existía en el año 1200, pero podría ser muy anterior a esa fecha, es decir que como apellido tuvo que surgir con posterioridad", explicó el padre Crespo.
Lo que lo sorprendió gratamente es descubrir que el padre del general Güemes nació en un pueblito distante a solo tres kilómetros de Güemes en España. "Yo nací en Güemes, mientras que el padre del héroe nacional lo hizo muy cerquita de allí, en Santander. El apellido Güemes es poco común en España, es posible que alguien lo haya adoptado como una referencia a su lugar de origen, algo muy común por esa época".
El párroco español vino acompañado por Francisco Güemes y Miguel Mazas Crespo, vecinos del padre Ernesto en su pueblo de España. En la ciudad salteña de Güemes fueron recibidos por el cura párroco Ángel Casimiro, quien también se mostró muy apasionado con esta historia. "Estoy acompañando a estas personas para que consigan la mayor cantidad de datos posibles y aprendiendo mucho de ellos".
En tiempos medievales era común que cuando una persona se alejaba de su pueblo, al nombre propio le adosaba el nombre de su lugar de origen para una mejor identificación, como ejemplo podemos citar a San Francisco de Asís o María de Magdala, conocida como María Magdalena.