Se presentó en el hospital con un fuerte dolor en el vientre.
El mismo llegó al centro asistencial con un fuerte dolor de estómago por lo que se quejaba y pidió ver a un médico de manera urgente.
Cuando fue revisado por el facultativo, éste con asombró observó que el muchacho tenía en la zona abdominal dos orificios.
Luego de continuar con su tarea, se dio con que el joven tenía dos balas alojadas en su estómago, con las que había convivido durante un período de cuatro días.
Al parecer, y según los primeros informes revelados por la Policía, el joven de 18 años habría sido baleado en una disputa familiar, ya que posee innumerables antecedentes delictivos por diferentes causas.
Llama la atención que el baleado nunca radicó la denuncia correspondiente.
Aparentemente, tras haber sido protagonista de un violento episodio en el que resultó con las heridas de bala, el joven resistió los dolores hasta el último momento y finalmente no tuvo otra opción que recurrir al hospital.
De lo contrario, no hubiese tolerado más tiempo en ese estado y los médicos estimaron que hubiera corrido riesgo de muerte.