Por el caso acusan al chofer de la combi oficial, quien fue echado de su cargo, al igual que su acompañante.
Los familiares de dos adolescentes discapacitadas, de 14 y 17 años denunciaron que ambas chicas fueron abusadas sexualmente a bordo de una combi de propiedad de la comuna, que las transporta diariamente desde sus domicilios a la escuela especial Julia Cintioni y viceversa.
Según los parientes de las supuestas víctimas, que presentaban marcas de succiones en sus pechos y en toda la zona del tórax, los aberrantes sucesos habrían ocurrido el jueves pasado, cuando el chofer del vehículo, Juan Benítez, un excamionero bonaerense de 62 años, que desde hace tres años y medio estaba a cargo del transporte, se quedó solo con ellas.
Las denuncias habrían sido realizadas ese mismo día y 24 horas después, el intendente Segura dictaminó la clausura del contrato del acusado.
De la misma manera, la jefa de personal del municipio, Joaquina Segura, tía del jefe comunal, procedió a comunicar del despido a la acompañante de Benítez, Elvira Mansilla (40, tres hijos), quien desde marzo pasado tenía tal responsabilidad.
“Sin embargo -dijo la mujer, quien anunció acciones legales penales y civiles contra la intendencia güemense-, el día de los hechos yo no concurrí a trabajar por disposición médica. Tenía fiebre y la médica de Savia Salud, Estela Vilcar, me despachó de inmediato a mi casa, como consta en el certificado médico que me extendió, en el que me estableció reposo por espacio de 48 horas. No sé por qué razón me culpan a mí, me dejan sin mi modo de sustento. Esto es una injusticia total”, enfatizó ayer, durante una visita realizada a la redacción de El Tribuno, en compañía de su representante legal, Santiago Pedroza.
“Todo esto es parte de una serie de irregularidades que existen en el municipio. De hecho, yo venía trabajando allí desde hace más de siete años y medio, pero recién me contrataron formalmente hace tres. Y no solo eso: me encomendaron funciones que nada tenían que ver con mi designación. Por ejemplo, este señor Benítez, que está acusado, era, en la hipótesis, mi jefe, pero no hay ningún papel oficial que lo justifique”, enfatizó.
“Este caso se está transformando en un escándalo pese a que lo están tratando de mantener en silencio. Yo quiero que al menos mi nombre quede limpio y mi dignidad como mujer, como trabajadora y como madre, no sea afectada por esto, que es vergonzozo”, concluyó Elvira Mansilla.
“Deben declarar todos los chicos”
El abogado de Elvira Mansilla, Santiago Pedroza, dijo que “pediremos al intendente municipal que esta mujer sea restituida de inmediato a su trabajo porque no existen razones para su cesantía. De lo contrario actuaremos en consecuencia en los fueros penal y civil. Paralelamente, nos ponemos a disposición de la Justicia, para que esto se aclare. Y entre otras cosas, exigiremos que todos los chicos de ese transporte especial presten declaraciones en Cámara Gesell, como debe ser. Es posible que encontremos, a través de tal sistema, una situación mucho peor que la que ya se ha descubierto. Personalmente, tengo sospechas. Una de ellas es que la combi, donde habrían ocurrido los hechos, no cuente con seguro y que el acusado, Juan Benítez, que vive al lado prácticamente de la escuela Cintioni, sería hombre de confianza de Raquel Chocobar, su directora.
NOTA: EL TRIBUNO DIGITAL - http://www.eltribuno.info/salta/Note.aspx?Note=218090
Es común adornar las tumbas con flores de papel de todos colores, eso les da a los cementerios un aire alegre, como de fiesta. Un ejemplo claro es el de Maimará.
Se trata de una costumbre ancestral para evitar el apunamiento, nombre que se le da en la zona al mal de altura.
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